A veces se me da por pensar en ti;
pero no tanto tiempo porque me despilfarras y me agoto.
Te pienso entre los rosales marchitos,
o a través de las ramas secas;
en la corteza del árbol muerto;
o sobre mis dedos cansados.
Debajo de los párpados te pienso.
Te pienso por encima de mis escamas;
mientras caminas por mi sistema nervioso,
provocando estragos y revoluciones.
Marchitando planetas.
Te pienso, pero no tanto;
no quiero desperdiciar tu tiempo.
Te pienso debajo del humo de un cigarro perdido;
o dentro del llanto de la cerveza.
Pienso en ti, y en tus ojos.
Pienso en la vida y su fragilidad;
en la muerte y en su inquebrantabilidad.
Una mosca en el café agrio,
o los libros que nunca se leyeron.
Pienso en la inexistencia y la dependencia.
No creas que pienso mucho en ti.
No eres lo único en mi vida, pero sí pienso en ti; poco, pero lo hago.
Siempre a lado de las nubes, al borde del techo, o de la cama.
Pienso en ti en medio de la desesperación, o la intangibilidad.
Pienso en ti, pero no tanto tiempo.
-Angel García.