Allá, sobre el horizonte
miro tus alas que me abrazan.
Entre suspiros te toco,
y la noche parece tu piel.
Me tragas con tu adrenalina
al caer la lluvia eterna,
mientras tu cabello
se enreda en mi esqueleto seco.
Te miro volar alto,
morena mía,
y te quiero
parada sobre todo lo que soy.
Sobre todo lo que fui,
y sobre todo lo que seré
luego de la muerte.
La vida llena de incoherencias
me acerca a tu pecho
dulce y sutil
que me acoge
como madre al infante.
Morena linda,
si al fin fueras mía,
mis brazos se volverían raíces
y tú serías la tierra fértil
que conmigo se fundirá.
Te quiero, morena.
Te quiero a ti y a tus lunares;
a tu nariz de cerro,
y a tus ojos de estrellas.
Te quiero sobre un mundo
que te extraña cada día;
y con mis pies
acaricio tu sierra.
Morena hermosa,
si tan sólo te viera volar
hasta que los sueños
no te toquen
y la rutina te pierda de vista.
Si tan sólo tuviera la dicha
de verte en el cielo
y sus espejismos,
morena mía,
te prometo
que me quedaré esperando
sobre la mesa
en mi ataúd
a que vengas y me liberes
de esta jaula que me aleja de ti.
-Angel García.