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jueves, 6 de octubre de 2016

El juego

Policías y ladrones jugaban los niños en los barrios, colonias o calles de distintos lares. Míralos jugar, míralos en la inocencia de la diversión; porque en cualquier momento se marcharán a la escuela, y el estudio será su nuevo juego; el juego en el que muchos perderán y a otros no les parecerá divertido; entonces desertarán para jugar otra cosa.

   Corren tras de ellos mismos, sonriendo y disparando imaginariamente. Policías y ladrones jugaban los niños; jugaban antes de preocuparse por el futuro, antes de perder la inocencia.

   Existían otros juegos, como las escondidas, correteadas... quizá luchar cuerpo a cuerpo -aunque en realidad sólo se abrazaban muy fuerte y se tiraban contra el suelo a revolcarse-. Jugaban los niños, felizmente en el parque, en su calle, fuera o dentro de su casa... en el patio, quizá, o incluso en el mercado, mientras acompañaban a mamá por las verduras. Jugaban antes de que ya no hubiese verduras en la casa; antes de entender lo que hacía sufrir a mamá; jugaban antes de ver, antes de leer, estudiar y convertirse en profesionistas sin comida, ni empleo.

   Ahora esos niños con bigote, cabello largo, barba, busto... con más masa corporal y aquella voz que había cambiado; también las ideas habían cambiado... todo había cambiado. Ahora ellos toman las armas, no de juguete, ni imaginarias, y se preparan para un juego del que quizá no regresen.

  Esto ya no es policías y ladrones. Ahora el juego se llama "Tierra y Libertad".

martes, 4 de octubre de 2016

"Cuervo No.02"

Plumaje de pesadillas. Almas perdidas en tu manto oscuro. Sin cigarros me siento a observarte y me pesa tu mirada penetrante. Cuervo maldito, que a las brujas obedeces, devora mi esencia y déjame en los huesos; sin penas, y sin lágrimas.. sólo los huesos.

  -Angel García

domingo, 2 de octubre de 2016

"Bruja No.01"

"Los demonios te acechan; no se dan cuenta de que al final del día son tus presas." 

-Angel García

2 de Octubre

El olor de la sangre aún puede sentirse;
la densidad y el color aún existen. La plaza se cubre con una tranquilidad escalofriante. La imaginación de los niños puede ver a los fantasmas de la escena sangrienta; y si sollozan, no se sorprendan;
y si ignoran... menos. Tlatelolco en la monotonía ignora el daño irreparable; el hedor de los cuerpos olvidados se mezcla con el smog de la ciudad. Los ecos que persisten no son más que gritos de ayuda y desprecio; se confunden con el noticiario que indica en el clima un día soleado,
o lluvioso, en el caso más apropiado.
En Tlatelolco llueve; cada 2 de Octubre llueve para limpiar la sangre derramada de los muros perforados y traumados. La tranquilidad enfermiza en las calles de Tlatelolco es insultante y triste; una fosa de ignorancia en donde los ideales se encuentran sepultados. En Tlatelolco llueve para limpiar el desastre humano.
El desastre que olvidamos.

En la plaza se miran los cuerpos.

Caminan sin vida, entre nosotros.

Tlatelolco está triste y nosotros atrapados en la rutina; ofendiendo al buen futuro que puede volver a ser acribillado.


-Angel García.