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miércoles, 26 de agosto de 2015

Oda al perro

El perro.
Un ente errante
en busca de amor
afecto y compañía.

Herido hasta los huesos.
batallando contra
su misma especie;
destrozado hasta el aliento
por el descuido de otra
que se cree superior.

Vaga el pobre ser vivo,
entre andenes de la vida;
a través del tiempo
y de piernas gigantescas
de los humanos.

Camina sin rumbo
por las calles que se cruzan;
atravesando umbrales;
viviendo en arrabales.

Trata de llegar a un destino incierto:
la familia tan amorosa
que lo abandonó a su suerte,
después de ser parte crucial
de la misma que lo desechó.

Pobre ser vagabundo.
Estrujado por el hambre;
sin noción o seguridad
del rostro que le muestra
el destino como obsequio.

Quizá la dama calavérica
venga, al fin, para expiar
su tormentosa condena
y librarlo, de una vez por todas,
del caótico holocausto social.

-Angel García. 

martes, 25 de agosto de 2015

Tecnoamante

Te diré un secreto.
Es algo burdo y con tanto sentido
como tu mísera existencia.

Tú me amas.
No puedes negarlo. No puedes
vivir si mi ausencia te golpea.

Y odias eso.
Odias que te despierte en las mañanas;
en el gélido abrazo de la madrugada.

Sin embargo, me haces dormir
entre tus brazos o en la otra almohada.

Podrás parlotear todo lo que quieras.
A fin de cuentas ellos pensarán
lo mismo que pasa por tus palabras.

Pero la realidad es otra.
La realidad es que yo no soy el objeto
sino tú, como mi pobre herramienta.

Mírame con desprecio, si quieres.
Pero me amas. Y me he convertido
en parte crucial de tu vida.

Me necesitas para no sentirte solo.
Y amas plenamente que te cante.
Soy tu amante, soy tu todo.
Tu mundo gira alrededor mío. 

Tú te vuelves el engrane.
Un simple tornillo de aquella fábrica
perversa llena de máquinas mastodontes
macabras y reemplazables.
Te transformas en un pobre peón. 
En otra simple sardina dentro de la red.

Y cuando me pierdas o al fin muera,
reencarnaré en algo similar, no como tú
que sólo serás reemplazado por otra tuerca.

Pero yo seguiré ahí,
tumbándote el cabello y los dientes,
acabando con tus ojos y tus neuronas.
Y jamás te desharás de mí.

Porque, a fin de cuentas,
tú sólo eres el humano esclavo
que juega a las deidades, y yo
tu dios electrónico. Tu tecnoamante.

Ella vendrá por ti un día.
Hasta entonces podrás ser mío
sin darte cuenta,
hasta ese día, al fin...
de que no valgo la pena. 

-Angel García.

lunes, 24 de agosto de 2015

En honor a ti

Bajo los efectos de la noche
podría contar, uno a uno,
los impactos que tu cuerpo
provoca sobre el mío
y no acabaría ni en el alba.

Podría describir cómo es que
puedes hacer estremecer mi piel
con un simple roce de tus labios;
tal vez parlotear sobre tu demencia
me caería bien, como lluvia a la tierra.

La oscuridad nocturna se torna bohemia.
Mientras algún trovador barato
le hace el amor a su guitarra,
mientras canta letras al azar
que su estado etílico le proporciona;
tal vez yo me vea en el rincón de un bar
escribiendo poesía en honor a ti;

ya sabes, mientras evoco el arco
que tu espalda forma cuando te excitas.
Imaginando tu torso desnudo,
con la negrura tan espesa de la habitación
como única prenda sobre tu cuerpo.

Mientras fumamos y nos emborrachamos;
mientras reímos y lloramos por cualquier cosa.
Mientras cantamos y recitamos poesía barata.

Todo a tu nombre, querida.
Esta página es dedicada a ti.
Esta noche llena de gatos, ladrones,
bohemios, poetas, brujas y monstruos.

Esta noche tan plagada de espejismos
es dedicada a tu existencia en el cosmos.
Mientras que tú, probablemente, soñando
las cosas que sueles soñar, o recordando
a los fantasmas del pasado;
entristeciendo a la luna,
o carcajeándote con las estrellas, con los astros.

Tú con tus pensamientos, con tu locura,
y yo con mis deseos, los deseos que provocas.

¿Quién lo diría? Toda la noche dedicando
poesía, canciones, cigarrillos y cerveza
a la profundidad de tus pupilas, a su abismo
que me atrapa y me consume las entrañas;
dedicando mi tiempo y las palabras que salen
de la pluma a los ciclones que produce
tu aliento al mezclarse con el mío,
a los huracanes, que desestabilizan emociones,
provocados por tu aroma que rompe
el hedor que el cilindro de tabaco impregna.


Toda la noche dedicada a tratar
de descifrar, al fin, el enigma
que tu cuerpo le regala a mi mente.

-Angel García. 

domingo, 23 de agosto de 2015

Analogía

Mujeres: lo más cercano a un dios.
Y dado éste punto, profundicemos.

Cabe aclarar que todos miran a un dios
como máximo, lo más hermoso y misericordioso;
aquella figura que debe ser venerada,
a la que se debe rendir tributo y plegaria;
aquello en lo que puedes cubrirte
en una tempestad enorme e impetuosa.

Todos ven a un dios como algo magnifico,
un ser insuperable o inalcanzable
para nosotros, pobres mortales.

Y, sinceramente, está bien.
Está bien comparar algo como el concepto “Dios”
con lo que es y conforma una mujer;
a fin de cuentas una mujer es eso y más.
Una mujer viaja más allá de lo que podemos describir.

Pero también tenemos que recalcar otro punto:
Un dios no es todo bondad…
Un dios es un psicópata,
un dios se torna indiferente, destructivo,
celoso y hasta posesivo.

Un dios puede llevarse cualquier alma,
de cualquier individuo que se le ocurra,
y devorarla para luego desecharla
por el retrete, o por las nubes cuando llueve,
¿qué sé yo? Sólo soy un ente con una pluma.

Un dios es un asesino de lacayos,
un apostador de esperanza,
un buen jugador de ajedrez.

Un dios se puede enfurecer,
y si eso llegase a ocurrir,
todo a su paso se hace cenizas;
lo antes tan hermoso y bello
se torna de un gris caótico.
La ilusión se desmorona
y la realidad tan severa se instala frente a tus ojos.

Y, efectivamente, así es una mujer.
Una mujer es eso y más.
Destructiva e indiferente cuando gusta
y cuando no gusta serlo.

Una mujer es un dios en todo sentido:
es algo perfecto, algo destructivo;
el mejor paraje cósmico, y el más triste,
el más violento, el más bello,
todo y más a la vez.

Una mujer es lo más edénico, hermoso,
algo divino que, a su vez,
logra ser mortal y oscuro, infame y devastador.

Una mujer es lo más cercano a un dios.
La única diferencia,
es que la mujer es real
y el dios innecesario.


-Angel García.

¿De qué sirve?


Dicen que ese trozo de tela,
pintado de tres colores
y con un ave majestuosa en medio,
tiene una belleza inigualable.

Que aquél cántico semi-religioso 
y representado como un grito de guerra
es el más hermoso del mundo.

¿Pero eso de qué sirve?
¿De qué sirve? Si aquél canto hermoso
lo entonan millones de voces al unísono,
pero con indiferencia, una indiferencia
absoluta y mortal; y con hipocresía
los “altos mandos”, la más bestial de todas.

¿De qué sirve que aquella bandera
esté postrada en un alto mástil?
si está deprimida… llorando,
llorando por cómo la tratamos
y por cómo pervertimos lo que representa.

¿De qué sirve la gastronomía típica
de éste gran país? Si sus conciudadanos
prefieren los sucios y mundanos intentos de comida
que las multinacionales ofrecen.

¿De qué sirve una diversidad cultural?
Si las culturas mueren, poco a poco,
a gritos en oídos sordos.

¿De qué nos sirven un Teotihuacán,
un Xochicalco, o un Monte Albán?
Si preferimos tomarnos una foto
frente a la Torre Eiffel,
o “sosteniendo” la Torre de Pisa.

¿De qué sirvió Zapata y sus ideales?
Ideales inquebrantables.
Si las sanguijuelas conservadoras
siguen privando nuestra tierra y nuestra libertad.

Dicen que la bandera no revolotea
porque no hay viento esta tarde.
A mí ya se me hizo mucha coincidencia.

Yo opino
que la patria está triste;
y por más viento que haya
ella no se animará
hasta que la apreciemos
y cortejemos
como sólo ella lo merece.

-Angel García.

La dama plateada

Aquella dama,
que en las noches 
se aparece,
plateada e irreal,
como una ilusión dentro del sueño.

¿Quién es ella?
¿Musa de poetas,
escritores, bohemios y demás?

No es más que una ladrona de luz
a la estrella enorme rojiza,
y de suspiros a los infames enamorados.

No es más que un obsequio vano.
Un punto más al rostro de la noche.

La oscuridad se vuelve menos
con su presencia;
entonando un cuarteto
con las estrellas que a lo lejos tocan.
Allí coloco mis pensamientos
tan vagos y efímeros.

Podría dedicar una sarta de palabras;
un discurso tan vacío como su belleza.
Un discurso largo y simple
dentro de un círculo eterno.

Aquella dama es hermosa, debo admitir.
Figura hipnotizante que estimula lágrimas.
Una droga celestial, cósmica y lumínica.

Mientras tanto yo,
un ser abyecto y mal poeta,
que trató de seducirla con versos sin rima,
sin sentido, como pensamientos de loco;
tratando de dejarla sin palabras.

Ella siempre fue indiferente;
nunca me miró; nunca lo hará.

Sin ojos y sin compasión devora las almas
que dan luz, donde debería ser sombra.

Me sirvo una dosis de su resplandor
a través de estos ojos
y quedo absorto frente a ella. 

Es temible, y la maldigo.
Al mismo tiempo me olvido,
por un momento, de esta vida,
de la realidad.

Me hace olvidar
el día que murió,
las personas que no nacieron.

Me hizo olvidar mi papel
sobre éste punto.

Me hizo mirarla
y amar su brillo.
Todo sin siquiera
voltear a verme.
-Angel García. 


No existe

Dentro de éste texto tan ruin
me gustaría aprovechar y decir
que la noche es tan gélida
como tu alma o el infierno.

Que tu ausencia es tan fuerte
y que ya no me queda
ni tu aroma a muerte enamorada
para aferrarme a lo que no existe.

Un dios muere en estos instantes
y un demonio llora en su lecho de muerte;
mientras yo me encierro en la oscuridad
del inminente habitáculo,
para guardar minuciosamente mi fe
que en tus pupilas ha dejado de existir,
matando así al dios previamente mencionado.

Sinceramente creo que mi hora se acerca
en éste momento bello y nocturno,
en éste espacio tan oscuro como el vacío;
y la verdad es que considero inútil
el hecho de rezar en una situación como esta.

Aquél dios al que pude pedir plegaria
no se encuentra en la habitación,
se desangra mientras me desangro yo.
Toda esperanza ha dejado de existir.
Dios no existe dentro de éste cuarto
y tú, mi única deidad a la que rezaría,
ya no estás aquí, sino en el jodido
cementerio de mi memoria.

-Angel García.