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martes, 1 de noviembre de 2016

“Así es cuando llueve”

Quisiera decir algo:
La lluvia trae consigo un juego de cartas para leer.
   A lo largo del fenómeno se desprenden olores y recuerdos tanto agradables como tristes; y el habitáculo en el que te encierras se vuelve un espacio al que te aferras para no asfixiarte.
  Ese instante en el que las gotas chocan contra el piso da lugar a tu transformación en pasado; aunque quizá deseas estancarte en un presente confortable: envuelto en cobijas y acariciando un gato. Quizá preferirías jugar un poco sobre un charco mientras te regocijas con el agua chocando sobre tu piel.

  Las gotas perecen; batallan con las hojas de unos árboles gigantescos para ellas, con la esperanza de victoria. Esa guerra es nuestro espectáculo; somos el morbo, siempre observando.

    Mientras el clima nos traga para su beneficio; para una melancolía disfrazada de  soledad. Nos perdemos en las fotografías de aquellos que perdimos, de los gatos que no pudieron volver.

   Un tono grisáceo y hermoso. Así es cuando llueve.

    Los niños preguntan "¿por qué el cielo llora?" y a los imbéciles se les inunda el alma con aguda tristeza: “Es que Dios está triste”; responden. Cuando llueve eres presa fácil; y los pensamientos te acorralan para devorarte mientras observas, hundido en la humedad de un suelo rasposo.

   Un sin fin de perspectivas sobre el entorno antiguo y asqueado de tI; algo fantástico, si me preguntan.

 -Angel Garcia

lunes, 31 de octubre de 2016

Inmerso en el miedo

Sólo el miedo sabe cuándo cazarnos; y sólo nosotros sabemos ser presas.

    -Angel Garcia

Amante amorfo

Los amantes no tienen que ser simétricos. No existe el amante perfecto; siempre tienen esa sonrisa; sí, aquella que te alegra el día detrás de una cortina de calamidades, de pecados y traición.
  
   Su sexo no tiene que ser profético. Tiene que ser bestial, sudoroso y amoroso; poético, en esencia. Sin lamentarse por el tiempo. Sin excusas y sin espacios personales.

  Los amantes son errantes; vagos que caminan solitarios entre sábanas sucias y que nadan sobre la desesperación perpetua; tratando de sentirse acompañados aunque sea del humo que despide un cigarro moribundo.

 No hay amante perfecto; todo es inestabilidad y ya. Una torre de adrenalina y olores fuertes y rezagados tan alta que tambalea, se desvela y sufre de incendios monstruosos.

 No existen los amantes perfectos; sólo existen quienes proyectan música en su vaivén, o desprenden letras de los ojos; quizá hay quienes sólo muestran la sombra de una brutalidad o dulzura; inteligencia o estupidez; pero nunca todas y en armonía.

 No existe el amante perfecto. La gente se pierde buscando lo mismo; unos brazos cálidos y llenos de espinas. Debemos conformarnos con lo que existe; con la belleza de la imperfección; con la frialdad de dos manos y el vapor de unos labios que dicen "te amo".

  No existe el amante perfecto; sólo una canción desproporcionada; un blues caótico que se toca con desenfreno a la medianoche, o cuando hay oportunidad.

  No existe algo parecido. Sólo dos seres amorfos apestando a desesperanza y comprensión mutua a la hora de traicionar.

  -Angel Garcia