Miro la pared a través de una capa espesa de sombras;
renuncio a la fatiga de la soledad,
para hundirme en tus manos que acobijan mi alma.
Te ruego que me lleves en tu mente
a la hora del juicio sobre los hombres,
pues nada me retiene en esta vida,
mas que ser un recuerdo aferrado en el mundo.
Déjame aparecer, con una sonrisa,
en el umbral de tu mundo nocturno.
Abrázame, por favor,
y hazme sentir vivo con la mirada.
Devuelve todo este frío a la tierra,
o a la noche sin estrellas de ayer.
Siénteme acostado sobre tu piel morena
y regálame tus besos cálidos
para sacarme del abismo en el que un día estuve;
para quedarme contigo hasta que mis huesos se hagan polvo
en la eternidad del tiempo que tus sueños proyectan.
-Angel Garcia
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