Siempre me ha gustado
tu silueta sobre el viento.
Bailas al vaivén
de un sonido que sólo
tú escuchas entre hojas.
Te sujeto a mis sueños,
morena que me amas.
Caminé por el sendero,
lleno de piedras y ramas,
para encontrarte en mi cima.
Te llevo aquí:
donde antes había penumbra.
Y mis penas, que eran muchas,
saben que ese lugar
ahora es de tu manto.
Morena que sanas
con tu amor
las llagas de mi pesar;
Te entrego mi vida
en tus manos rayadas.
Morena que me extrañas.
Camino llevándote
sobre un altar atado
a mi pecho que te ama.
Deambulé por la sombra
sin sentido ni calor.
Hasta sentir tu luz
y querer quedarme en ella
para siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario